Capitán General de Puerto Rico
Entre 1823 y 1837 De la Torre ocupó los cargos de capitán
general y gobernador de Puerto Rico, siendo quien más años estuvo al mando de
la isla durante el período colonial. Junto con su intendente José Domingo Díaz,
al que conocía de Venezuela, el objetivo principal de De la Torre fue la
prevención de una rebelión en la isla, recurriendo tanto al despotismo como a
la demagogia. Estableció así el llamado gobierno «de las Tres Bes»: baile,
botella y baraja, pues según él, un pueblo entretenido no piensa en rebeliones.
Rechazó el intento de invasión de Henri Ducoudray y reprimió las ideas
liberales.
A pesar de la opresión de su gobierno, De la Torre fue un
propulsor del desarrollo cultural y educativo del país. Durante su
administración se construyó el Teatro municipal (Teatro Tapia), se autorizó la
fundación de 7 municipios y se fundó el Seminario Conciliar San Ildelonso. Otro
importante cambio administrativo de De la Torre fue el establecimiento de la
Audiencia Territorial de apelaciones de Puerto Rico, lo que facilitó la
administración de la justicia en la isla. También favoreció el desarrollo de la
producción de azúcar a gran escala.
En 1834 fue nombrado Prócer del reino y en 1836 se le
concedió el título de conde de Torrepando por los servicios prestados. En 1837
regresaría a España, estableciéndose en Madrid.
Extraído: https://www.ecured.cu/Miguel_de_la_Torre
Miguel de la Torre (1786-1838), Conde de Torrepando, fue
Gobernador Militar de Puerto Rico durante el difícil periodo del
auge de las luchas separatistas en Hispanoamérica (1822-1837), periodo que
también se caracterizó por el notable crecimiento económico y material de la
isla. Como Gobernador procuró evitar a toda costa el crecimiento del
separatismo en la “siempre fiel” colonia antillana. Fiel a Fernando VII,
adversario de las libertades civiles promovidas por el Liberalismo español, su
discurso político demuestra, mejor que ninguno, lo que significaba el
Absolutismo y el Conservadurismo a principios del siglo 19 También demuestra
que el Conservadurismo no se oponía al progreso material de la colonia sino que,
por el contrario lo veía como un mecanismo para garantizar la permanencia de
Puerto Rico en el marco jurídico del Imperio Español y como un freno para la
Independencia.
El Puerto Rico que se proyecta en su texto, similar al caso
de Pedro Tomás de Córdova, se aleja de la colonia pobre y sin perspectivas de
crecimiento que los textos del siglo 17 y los comentarios de los autores
extranjeros proyectaban. La tesis medular del mensaje a Isabel II es que “nada
hay en ella que no haga estimable su posesión”: el territorio, antes olvidado,
ahora es imprescindible. El contexto concreto para ello es la pérdida de los
territorios continentales y el crecimiento de la riqueza en la localidad. Pero
el valor más concreto que le adjudica el Conde de Torrepando es el militar: la
colonia es “la vigía de todo el archipiélago”. Para justificar el argumento,
exalta las defensas como “inexpugnables” y la fidelidad de las 50,000 plazas
con las que cuenta para su defensa. Por su relevancia la isla debe ser
protegida de las influencias “perniciosas” de la políticas de sus vecinos y de
las amenazantes minorías negras, propensa a darle crédito a las ideas
libertarias y a las de abolición.
Para el Conde de Torrepando, el aliado fundamenta para la
conservación de la isla es el sector blanco que representaba, según sus datos,
la mitad de los 400,000 habitantes del territorio. La población se ha ido
“blanqueando” en la medida en que el conservadurismo y la riqueza crecen. De
inmediato hace una crítica favorable a la Cédula de 1815 como factor crucial en
ese proceso de crecimiento material, un punto en el cual la historiografía en
general coincide con el autor. Al final elabora sus propias recomendaciones a
la Reina las cuáles, en lo esencial sugieren que se continúe con las políticas
económicas hasta ese momento implementadas.
Extraído: https://puertoricoentresiglos.wordpress.com/2013/11/09/miguel-de-la-torre-mensaje-de-1837/
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