martes, 28 de marzo de 2017

Buen Gobierno de Miguel de la Torre

Capitán General de Puerto Rico
Entre 1823 y 1837 De la Torre ocupó los cargos de capitán general y gobernador de Puerto Rico, siendo quien más años estuvo al mando de la isla durante el período colonial. Junto con su intendente José Domingo Díaz, al que conocía de Venezuela, el objetivo principal de De la Torre fue la prevención de una rebelión en la isla, recurriendo tanto al despotismo como a la demagogia. Estableció así el llamado gobierno «de las Tres Bes»: baile, botella y baraja, pues según él, un pueblo entretenido no piensa en rebeliones. Rechazó el intento de invasión de Henri Ducoudray y reprimió las ideas liberales.
A pesar de la opresión de su gobierno, De la Torre fue un propulsor del desarrollo cultural y educativo del país. Durante su administración se construyó el Teatro municipal (Teatro Tapia), se autorizó la fundación de 7 municipios y se fundó el Seminario Conciliar San Ildelonso. Otro importante cambio administrativo de De la Torre fue el establecimiento de la Audiencia Territorial de apelaciones de Puerto Rico, lo que facilitó la administración de la justicia en la isla. También favoreció el desarrollo de la producción de azúcar a gran escala.


En 1834 fue nombrado Prócer del reino y en 1836 se le concedió el título de conde de Torrepando por los servicios prestados. En 1837 regresaría a España, estableciéndose en Madrid.

Extraído: https://www.ecured.cu/Miguel_de_la_Torre

Miguel de la Torre (1786-1838), Conde de Torrepando, fue Gobernador  Militar  de Puerto Rico durante el difícil periodo del auge de las luchas separatistas en Hispanoamérica (1822-1837), periodo que también se caracterizó por el notable crecimiento económico y material de la isla. Como Gobernador procuró evitar a toda costa el crecimiento del separatismo en la “siempre fiel” colonia antillana. Fiel a Fernando VII, adversario de las libertades civiles promovidas por el Liberalismo español, su discurso político demuestra, mejor que ninguno, lo que significaba el Absolutismo y el Conservadurismo a principios del siglo 19 También demuestra que el Conservadurismo no se oponía al progreso material de la colonia sino que, por el contrario lo veía como un mecanismo para garantizar la permanencia de Puerto Rico en el marco jurídico del Imperio Español y como un freno para la Independencia.

El Puerto Rico que se proyecta en su texto, similar al caso de Pedro Tomás de Córdova, se aleja de la colonia pobre y sin perspectivas de crecimiento que los textos del siglo 17 y los comentarios de los autores extranjeros proyectaban. La tesis medular del mensaje a Isabel II es que “nada hay en ella que no haga estimable su posesión”: el territorio, antes olvidado, ahora es imprescindible. El contexto concreto para ello es la pérdida de los territorios continentales y el crecimiento de la riqueza en la localidad. Pero el valor más concreto que le adjudica el Conde de Torrepando es el militar: la colonia es “la vigía de todo el archipiélago”. Para justificar el argumento, exalta las defensas como “inexpugnables” y la fidelidad de las 50,000 plazas con las que cuenta para su defensa. Por su relevancia la isla debe ser protegida de las influencias “perniciosas” de la políticas de sus vecinos y de las amenazantes minorías negras, propensa a darle crédito a las ideas libertarias y a las de abolición.

Para el Conde de Torrepando, el aliado fundamenta para la conservación de la isla es el sector blanco que representaba, según sus datos, la mitad de los 400,000 habitantes del territorio. La población se ha ido “blanqueando” en la medida en que el conservadurismo y la riqueza crecen. De inmediato hace una crítica favorable a la Cédula de 1815 como factor crucial en ese proceso de crecimiento material, un punto en el cual la historiografía en general coincide con el autor. Al final elabora sus propias recomendaciones a la Reina las cuáles, en lo esencial sugieren que se continúe con las políticas económicas hasta ese momento implementadas.
 Extraído: https://puertoricoentresiglos.wordpress.com/2013/11/09/miguel-de-la-torre-mensaje-de-1837/




Real Cédula de Gracias 1815

Real Cédula de Gracias
Disposiciones

Resultados

miércoles, 8 de marzo de 2017

Ramón Power y Giralt en las Cortes de Cádiz

Con este tema comenzaremos el siglo XIX en Puerto Rico. Siglo que tuvo muchos cambios políticos, económicos y sociales que la Isla sufrirá pero transformará a los colonizados en puertorriqueños.

El primer punto a discutir será: La Invasión Napoleónica a España, sus causas y sus resultados.






Ramón Power y Giralt <ul><li>Primer Diputado puertorriqueño a las Cortes de Cádiz. La Junta se disolvió pero fue elegido p...
REFORMAS Y CONSTITUCIÓN <ul><li>Ley Power </li></ul><ul><ul><li>Creación de la Intendencia o Secretaría de Hacienda </li><...
https://es.slideshare.net/CristinaVelazquez1/eclipse-del-dominio-espaol-en-puerto-rico-1789-1825

viernes, 3 de marzo de 2017

Último Ataque Inglés 1797


La invasión
El 17 de abril se avistaron las naves en Loíza y de inmediato el Gobernador Castro fue al Morro y activó el Plan de Defensa (aprobado luego de la visita del Mariscal Alejandro O’Reilly en 1765). Envió destacamentos al hoy sector de Piñones, al Puente de Martín Peña, a defender el área oeste (hacia la bahía) y el este en la primera línea de defensa que incluía en un extremo el fortín San Jerónimo y al otro el de San Antonio a la cabecera del puente del mismo nombre, único acceso por tierra a la isleta. Hay que recordar que no existía puente alguno entre la punta del Condado y la isleta de San Juan, pues el puente Dos Hermanos se construyó a principios del siglo 20.

La flota ancló frente a Punta Cangrejos en Piñones y desembarcaron encontrando resistencia inmediata. Perdieron el bote con la bandera y algunos marinos pero luego se reagruparon y volvieron a la carga disparando constantemente a la playa obligando a los defensores a retraerse. Los ingleses entraron en barcazas por la hoy laguna de San José y fueron directo al Puente de Martín Peña. Este era la única conexión del islón de Cangrejos con el "Hato del Rey" y Río Piedras. También enviaron buques a custodiar la parte occidental, frente al Morro pero a distancia para evitar ser blanco de disparos. La bahía estaba cerrada. Los ingleses, luego de apoderarse de Cangrejos-hoy Santurce- comenzaron un bloqueo de San Juan y enviaron un mensajero al Gobernador de Castro exigiendo que se rindiera y Castro contestó con firmeza que no lo haría.

Los defensores de la isla se concentraron entonces en la parte de los fuertes San Jerónimo y San Antonio porque los ingleses se habían movilizado a sus baterías para bombardear desde éstas y hacer rendir la plaza de una vez. Los cañones ingleses estaban colocados en el monte del Condado (debe haber estado cercana a la punta del Condado), en el monte Olimpo en lo que hoy es Miramar y luego en la isleta de Miraflores (hoy es parte de Isla Grande, donde está el nuevo Centro de Convenciones). El intenso bombardeo se prolongó por días pero los fortines resistieron devolviendo el fuego en forma igualmente intensa. En la defensa participaron activamente 50 voluntarios franceses y el gobernador Castro les honró izando la bandera tricolor de la Francia republicana en el San Jerónimo. Esto provocó un incidente curioso porque el General Abercromby envió un mensaje al Gobernador preguntando que cuál era la bandera enemiga, España o Francia, porque por primera vez en su historia veían las de dos naciones juntas. Castro contestó explicando las razones y decidió arriar la bandera francesa. (Este incidente es relatado con cierto coraje por el visitante francés André Pierre Ledrú, quien vino a la isla pocos meses luego de la derrota inglesa ).

Los ingleses intentaron desembarcar por Punta Salinas, al oeste de San Juan, pero criollos de Toa Baja, mayormente pardos y morenos, se lo impidieron, de acuerdo al historiador Juan Giusti. Entre tanto, los milicianos seguían atacando por la parte del Cangrejos oriental y retomaron el puente de Martín Peña. A la vez, empezaron a llegar más milicianos del resto de la isla y fueron a reforzar el San Jerónimo y otros a defender Río Piedras de un posible ataque. En Miraflores –hoy Isla Grande- los ingleses fijaron las baterías para interrumpir la comunicación con Palo Seco y Cataño (que era de donde venían los criollos trayendo provisiones a San Juan). Entonces el 26 de abril un grupo de voluntarios de la Compañía de Morenos intentó desalojar a los ingleses de esa isleta y fueron derrotados pero en el intento impidieron el avance inglés por ese costado.

Entretanto, en la retaguardia inglesa, los paisanos de Loíza comandados por Francisco Andino se infiltraron por los manglares del caño Martín Peña en ataques sorpresa causando numerosas bajas. En la batalla famosa en el puente de Martín Peña fue que murió el Sargento de milicias de Toa Alta, Pepe Díaz, inmortalizado en la copla. Entre el 29 y 30 de abril una contraofensiva criolla logró la derrota de los ingleses que no pudieron tomar a San Juan, en gran medida gracias a la primera línea de defensa y el San Jerónimo. La valentía predominó al punto de que uno de los soldados que participó en el asedio luego escribió a un amigo sobre el ataque a Puerto Rico y describiendo la actuación de los boricuas en el San Jerónimo comentó que estaban “astonished at their bravery” (asombrados ante su valentía).

La victoria sobre los ingleses en 1797 fue un momento clave en el desarrollo de nuestra identidad colectiva puertorriqueña. Hubo un despertar de la conciencia nacional puertorriqueña porque la participación fue generalizada y porque la noticia de que habíamos derrotado al más temible de los invasores dio motivo para orgullo y celebraciones. Todavía en Loiza y Piñones los mayores hablan de las escaramuzas que les contaron sus antecesores y muchas familias dicen tener derecho a la tierra que poseen por haber sido concedida por la Corona Española como premio a la defensa del territorio. Como premio la Corona le dio el título a San Juan de “Muy Noble y Muy Leal” en el escudo de la ciudad. La estatua de Ponce de León en la Plaza San José fue esculpida con el bronce de los cañones que los ingleses dejaron en su retirada frente a Punta las Marías. Y sobre todo, los ingleses no volvieron a invadir a ninguna otra isla o territorio en el Caribe. Hasta el bombardeo de San Juan por los estadounidenses en mayo de 1898, hubo 101 años de paz en la ciudad y en todo Puerto Rico.

El Fortín de San Jerónimo resistió dos semanas de bombardeo contínuo por parte del imperio más poderoso de la tierra a fines del siglo 18. Sin embargo, parece que va a sucumbir a principios del siglo 21 a manos de un desarrollador colombiano-en contubernio con los que han gobernado en Puerto Rico en los últimos 10 años- en esta época del capitalismo salvaje que no conoce patria.







miércoles, 1 de marzo de 2017

Recomendaciones del Mariscal de Campo Alejandro O'Reilly para la colonia de Puerto Rico

Alexander O'Reilly; Dublín, 1722 - El Bonete, Chinchilla, 1794. Militar español de origen irlandés. De familia humilde, sirvió de joven en el ejército de Austria durante Guerra de los Siete Años. Por su buen desempeño en diversas batallas en Italia alcanzó pronto el grado de coronel. En 1761, en le marco de la guerra contra Portugal, Alejandro O'Reilly ofreció sus servicios al ejército español, que ya nunca abandonaría.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/o_reilly.htm

La segunda mitad del siglo XVIII fue un periodo de importantes cambios en la sociedad
puertorriqueña. Tras años en el abandono, la Isla recibió la atención de su metrópoli. Una
nueva dinastía de origen francés ascendió al trono español e inició reformas para devolverle a
España el poder y la gloria perdidos tras años de acelerada decadencia. Los nuevos monarcas
españoles estaban imbuidos en las ideas de la Ilustración y buscaron sacar mayor provecho de
sus colonias por medio de reformas económicas y sociales.
En 1765, la Isla recibió la visita de un alto oficial del gobierno español. El Mariscal
Alejandro O´Reilly llegó a Puerto Rico con la encomienda de observar las condiciones de la isla.
Específicamente debía estudiar las defensas militares y el estado económico de la Isla. O´Reilly
recorrió la Isla y preparó un informe con sus observaciones y recomendaciones al Rey. Como
parte de sus observaciones O´Reilly preparó un censo donde indicaba la existencia de 22
pueblos y una población de 44,883 habitantes. Al ilustre visitante le impactó la pobreza y
atraso de la Isla, sobre todo, en comparación con colonias vecinas más pequeñas que Puerto
Rico, pero a la vez mucho más prósperas. En su informe, O´Reilly criticó la falta de una política
colonial que buscara el progreso de Puerto Rico e hizo una serie de importantes sugerencias.
Afortunadamente, las recomendaciones de O´Reilly no cayeron en oídos sordos. En la
segunda mitad del siglo XVIII, el gobierno español dio inicio a una serie de importantes
reformas que estaban orientadas a convertir a Puerto Rico en una colonia rentable. Para ello
se impulsó el desarrollo de una agricultura de exportación, se reformó el comercio y se
fomentó la entrada de esclavos. El objetivo de la Corona era que la Isla se transformara en una
colonia productora y exportadora de productos tropicales, acabar con la dependencia y sacar el
mayor provecho económico de Puerto Rico .
https://repasopcmasumet.files.wordpress.com/2008/12/hpr_el-reformismo-borbc3b3nico1.pdf

En 1765, cuando el mariscal de campo Alejandro O'Reilly inspeccionó las defensas, encontró un cuadro patético. La situación no lo amedrentó en lo más mínimo y comenzó inmediatamente a reorganizar las tropas. O'Reilly eliminó todos los inválidos, inútiles e indeseables del Fijo y el batallón quedó reducido a 274 hombres, ¡casi la mitad! Decretó también un vestuario que consistía de un uniforme con casaca, chupa y calzón blanco; vuelta, collarín y solapa, azul; botón blanco, tres a cada lado de la solapa y sombrero de galón. Los Tambores llevaban la chupa de color azul con vueltas y collarín encarnado y aletas en los hombros; guarnición de franja estrecha de la Casa Real. Mandó a recoger también todo el armamento disperso y acuarteló la tropa eliminando así el "arranchamiento".

También O'Reilly creó la Milicia Disciplinada de Puerto Rico (izquierda), un cuerpo militar de vecinos, pagados por el estado y con reglamento militar. Aunque oficialmente debían auxiliar al Batallón Fijo, en varias ocasiones la defensa de Puerto Rico recayó casi totalmente sobre sus hombros, debido a las bajas en el ejército regular. En 1772, por ejemplo, defendieron a Arecibo de un ataque inglés, y al año siguiente rechazaron un intento holandés de tomar el pueblo de Guayanilla. Poco a poco los milicianos fueron adquiriendo una posición social privilegiada y se les favoreció con repartimiento de tierra. Esta milicia incluía blancos, mulatos y en la ciudad de San Juan, negros liberados.
http://www.puertadetierra.info/edificios/san_cristobal/milicia.htm

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