martes, 7 de febrero de 2017

Comparación de las Cartas de Fray Damián López de Haro y Diego de Torres Vargas. Siglo XVII

A continuación leerás dos cartas del siglo XVII que fueron escritas por dos personas del alto clero en Puerto Rico. Fray Damián López de Haro y Diego de Torres Vargas.

Ambas lecturas son importantísimas para lograr redactar un ensayo para la clase comparando ambas cartas y analizar cuál de estos dos personajes de la historia dice la verdad referente a la situación del Puerto Rico del Siglo XVII. Disfrute la lectura.

Carta del Obispo de Puerto Rico Don Fray Damián López de Haro, a Juan Díez de la Calle, con una relación muy curiosa de su viaje y otras cosas. Año 1644. (Fragmento)

El calor en estos tres meses que yo he existido con ser de caniculares no ha sido tan grande como el de allá porque ordinariamente corren unos aires que llaman aquí brisas, que son muy apacibles y muy sanos, vienen muchas lluvias y a veces como aguaceros sin pensar estando el cielo sereno, porque pasa una nubecilla estando claro y sin ser vista de los que están en las casas por encima y deja caer e1 agua de modo que no sabemos de donde viene, y esto suele suceder en una casa y no en todas y muchas veces al día, pero en acabando de caer se salen a la calle con zapatos blancos porque es toda arenosa.

Cuando es aguacero se suele llebar la brisa y nos deja en calma y con el mismo calor que en España por los caniculares, pero con más; la jente es muy caballerosa y los que no vienen de la casa de Austria descienden del Delfín de Francia u de Cárlo Magno: la vecindad del lugar no llega a 200. vecinos, pero hay quien diga que de solo mugeres con negras y mulatas hay más de 4,000. y estas tan encerradas que aun no salen a Misa, que si bien se atribuye mucho al encojimiento de las criollas, los más cierto es por la miseria y pobreza de la tierra, porque las más de ellas no alcanzan para mantos y vestido y son tan altivas, que dándoselos de limosna un Obispo porque no perdiesen la Misa, muchas no los quisieron recibir y algunas que los recibieron no usaron de ellos por ser de anascote. —Los i soldados son 300. aunque siempre faltan plazas; la Iglesia comenzó de sillería muy buena, pero jamás tuvo con que poderse acabar y dándose por desauciados, sobre dichas paredes de sillería la hizieron de mampostería y mucho menor que la traza; será algo mejor que la de San Sebastián de esa corte; la bóveda de la capilla mayor es de piedra excelentísima y el cuerpo de la Iglesia de buenas maderas y el retablo pobre como la fábrica. Súbese a ella por gradas de piedra y por los tres lados está cercada de una plazuela con parapetos de piedra de mampostería y sillería con algunas palmas de cocos que la adornan y la vista es al mar, al modo todo de nuestra casa de Málaga, y del otro lado están las casas de la dignidad con las mismas vistas, pero todo lo más principal de ellas derribado y quemado del Olandés, de modo que después que vine, he tenido necesidad de labrar cocina y demás oficinas, estrella que me ha seguido desde que nací.

Temo entrar en la relación de las demás cosas, porque son tan siniestras las relaciones de lo que allá me dijeron y yo dejé dicho por su información en algunas visitas, que no se como salir bien de ello sino es con decir que lo más fue mentira, y antes de entrar en la relación por que no se entienda que es llorar lástimas lo que dijere, quede por asentado que con la bondad del clima yo lo paso muy bien y con salud, a Dios gracias, que como pájaro bobo no me aporreo en la jaula y aunque hay algunos trabajos que para otros fueran intolerables, yo los ofrezco a nuestro Señor y los llebo con buen aliento y paciencia.

La invasión Holandesa por Eugenio CaxésEsto supuesto, está tan lejos de comerse la carne de valde en esta tierra y de matar las terneras a su voluntad los esclavos dejándose la carne en el campo y ya por la ganancia de la piel, o ya por la golosina de las mollejas como allá me habían mentido que se pasan muchos días y aun se han pasado semanas después que yo estoy aquí, sin que se haya pesado vaca en la carnicería ni tocino ni otro género de carne, en lugar de la cual se suelen pesar unas tortugas grandes del mar que acá llaman careyes de cuya conchas se hacen allá en España los escritorios y contadores, y tienen la carne como de vaca aunque es peor sustento, y de este ha faltado también aun para mi familia, si bien algunas personas me han presentado terneros y carneros con que lo hemos pasado bien a Dios gracias, que aunque pobremente la mesa es siempre de Obispo de lo que dá de sí la tierra porque con hacer dos o tres guisados de la ternera, alguna ave, y dulces que hay en abundancia y con algunas frutas que diremos después, está la familia contenta y bien mantenida, pero en esta Isla siempre pasan mucho trabajo por no estar cierta la carne en la carnicería todos los días. La arrelde vale 18. maravedís: no solía valer más que a 12. como en la ciudad de Santo Domingo, en este año han subido el precio por animar los ganaderos y la pesan con tasa porque no se vaya acabando. La ciudad está muy pobre, la moneda que en ella se gasta es de pobres porque es de cobre treinta y cuatro cuartos más delgados la mitad que los de allá dan por un real, por el real de a ocho lleban uno o dos reales de premio, y en toda la Isla no se hallarán 8,000. ducados de cuartos y 20,000. de plata porque ha siete años que falta el situado de S. M. y uno que traían ahora dos años de 60,000. pesos lo cogió el enemigo, yo entendí hallar 3,000. o 4,000. ducados de la vacante y no he visto en dinero más que 1,000. reales de cuartos, de pesos de plata 200. por cuenta de diezmos me dan cazabe cada semana para que coma la familia y los pobres, que es el pan de esta tierra que la necesidad les ha enseñado a comerlo, pero a mí no me entra de los dientes adentro aunque lo hacen de diferentes modos y ponen a la mesa uno que es el más florido jaujao.

Por la ciudad se vende pan de trigo a temporadas conforme vienen las ocasiones de la harina, yo traje tres o cuatro barriles de España muy buenos y muy floreados de que al principio me hicieron rosquillas como en Sevilla, pero con la humedad de la tierra se vá corrompiendo de modo que el pan es muy malo como el que se vende cuando lo hay en la plaza, yo fue siempre mal comedor de pan y ahora paso casi ninguno y no me hace falta porque de ordinario ay arroz en la mesa que lo lleba esta tierra que en muchas partes del mundo no tienen otro pan, no faltan algunos biscochos y una fruta que llaman plátanos de que hay grande abundancia y diferencia en los campos, y es el sustento ordinario de los negros y aun de muchos blancos pobres, porque los maduros les sirven de pan y fruta y de los verdes asan como allá las batatas o zanahorias, los labradores las cuezen como castañas y hacen muchos guisados de ellos echo en cazuelas morfies, es una comida sana, la carne es como de camuesa con olor de pera vinosa, despide la cascara como una castaña asada con gran facilidad, otras frutas hay dulces pero muy sosas al gusto, la que llaman piña porque se parece a la España es escelente pero no dura todo el año como los plátanos, sino tres o cuatro meses, la carne es como de limón dulce con alguna punta de agrio que parece a la carne de melocotón muy maduro, pero las entrañas de que se hacen las ruedas tienen más carnosidad y sustancia; de lo que están llenos los campos es de naranjas y limones y limas y cidras todo silvestre pero lo que toca a los naranjos dulces, son más grandes y mejores que los de allá porque los más que he visto hasta ahora han sido verdes y pequeñuelos, algunos que me han traído amarillos tienen la corteza muy fuerte y me parece que si los cultivaran fueran muy buenos y las limas dulces aunque me han traído algunas, de las agrias y de los limones pequeños se sirven ordinariamente las mesas, las cidras son como las de allá, así de ellas como de las calabazas, batatas y otras muchas frutas que lleba el campo hacen muy buenas conservas, porque no les duele el azúcar.

Plano del Morro en 1591 por Juan Bautista AntonelliTodo lo que se compra y vende vale muy caro, una vara de vayete cinco pesos, de tafetán sencillo dos, de rúan otros dos, un adarme de seda un real, por hechura de unas medias cinco pesos, una mano de papel cuatro reales, una libra de cera veinte reales, de el trabajo de un oficial dos pesos, de un peón un peso y esto es cuando se halla porque lo ordinario es mientras que no llega un navío faltar casi todo y los oficiales como en lugar corto, una gallina lo ordinario ocho reales, y cuando estuvo aquí la flota, valiera a diez y doce, un pollo cuatro reales y no siempre se halla y lo peor que a mi ver tiene la ciudad es que no hay una tienda donde poder embiar por nada, si no es que unos a otros truecan o venden o prestan lo que tienen: aunque lo vale 10. maravedís, el pan de cazabe vale real y medio cada torta que tendrá dos libras y media, el maíz aunque no lo gastan en pan lo siembran y cojen, y vale diez y ocho y veinte reales la fanega, allá la tierra adentro hay unas aves tan grandes como gallinas y en el sabor y la bondad como perdices, a mí me han presentado tres o cuatro; pero 12. leguas de aquí dicen que hay muchas bandadas y que las matan a palos, pero la gente es tan olgazana, que no quieren ir por ellas para venderlas y lo mismo pasa en los pescados que aunque hay muchos y muy buenos, y yo he probado, sobre venderlos muy caros no hay quien se aplique a la pesca; todo el trato de esta Isla y la cosecha es de xenxibre y está tan de capa caída que nayde lo compra ni lo quiere llebar a España, en el campo hay muchas estancias y siete Ingenios de azúcar a donde muchos vecinos con sus familias y esclavos asisten la mayor parte del año como en los lugares de Toledo sus herederos. El año 25. saqueó el enemigo esta ciudad y se llebó hasta las escrituras de la Iglesia, y porque no le ofrecieron mucho dinero, quemó muchas casas y entre ellas la de la dignidad, pero el mayor trabajo fue el de la tormenta y tempestad que sobre vino el año 42. por el mismo mes de Setiembre que sucedió la de Burgos cuando derribó el crucero porque aquí derribó la Iglesia y muchas casas, y en el campo arrancó muchos árboles y bujíos y hizo tan grande estrago que dejó esterilizada la tierra hasta hoy que vá volviendo en sí, y es de modo que a todo cuanto falta se disculpa con la tormenta, y biene a ser tormento para mí, porque en virtud de esto me faltan todos los diezmos (de que S. M., Dios le guarde) me ha hecho gracia. De melones que tanto los habían alabado, no he visto más de tres en todo este verano, y estos han sido colorados y no como los buenos de allá, aun no he visto uvas, granadas me han presentado hoy dulces medianas, pero nada se vende en la plaza de todo esto, el trigo se ha sembrado y ha provado bien en algunas partes de tierra, pero lo que se coje de ello y otras semillas que traen de España cuando los vuelven a sembrar se desvanecen y quedan en berzas, y algunas semillas de la primera vez, también hay algún trato aunque pequeño de cueros como en Santo Domingo; y en conclusión lo mejor que tiene esta ciudad son las brisas y el ayre con que todos quedamos con salud a Dios gracias, por donde un hombre a quien pidió una Señora de Santo Domingo que le diese noticias verdaderas de lo que era esta ciudad le respondió en este soneto.

“Esta es Señora una pequeña islilla

falta de bastimentos y dineros,

andan los negros como en ésa en cueros

y hay más gente en la cárcel de Sevilla,

aquí están los blasones de Castilla

en pocas casas, muchos caballeros

Todos tratantes en xenxibre y cueros

los Mendoza, Gusmanes y el Padilla.

Ay agua en los algibes si ha llobido,

Iglesia catedral, clérigos pocos,

hermosas damas faltas de donaire,

la ambición y la embidia aquí an nacido,

mucho calor y sombra de los cocos,

y es lo mejor de lodo un poco de ayre.”



También me dijeron en esa corte preguntando si había médico y botica, que no se trataba de eso porque todos estaban sanos y morían de biejos, con que yo juzgué que benía al Paraíso, pero el mes pasado enterramos más de cincuenta y ha abido muchos enfermos, y estoy persuadido a que no se han muerto tanto de mal curados como de mal comidos, porque el sustento de los miserables es la vaca y el carei, y esto ha faltado muchos días y no tenemos que ha de faltar en los que vienen; los animales de cerda que tanto abundaba esta Isla, con la tempestad del año 42. murieron los más y se retiraron a la espesura del monte, en tanto grado, que habiéndose buscado para mí un lechoncillo, en tres meses no se ha podido descubrir, el vino, el vinagre, el aceyte, el pan con todo lo que es necesario para vestirse, viene por el usar, de Castilla o de la nueva España, y aquí estamos tan sitiados de enemigos, que no se atreven a salir a pescar en un barco porque los coge el Olandés.

Aquí llegaron de la Isla española dos fragatas que llevaban socorro a la de San Martín, habiendo salido tres, porque la una iba cargada de azúcar para Cumaná y luego que se apartó, la cojió el enemigo y hecho la gente en el agua a 20. leguas de aquí, cuando yo llegué estaba sitiada la dicha Isla de San Martín y por la buena diligencia del Sr. Gobernador de esta Isla, que les embió socorro a tiempo que estaban ya para entregarse, lebantaron el cerco; pero la voz general que corre es, que dichos corsarios quieren sitiar a Santo Domingo, y acá estamos con cuidado de que hagan allá el tiro y acá la suerte.

Muy grande es la necesidad que tienen estas Islas de barlovento de que faltara en ellas la armada y pudiera nacer algunas presas de importancia, y para sustentarse, hacer S. M. que de la Isla de Santo Domingo poblaran ésta de ganado bacuno, que como he dicho, la tempestad del año 42. acabó casi con todo, pero es tan fértil, que con muy poco que le auxiliaran, volvería luego a poblar.

Mas dejando aparte esto que toca al Gobierno, la familia lo pasa alegremente porque lo que falta de el sustento se suple en abundancia con otros de este país, como son plátanos, arroz, azúcar, pescado, naranjas dulces que hay grande abundancia, y algunas terneras que se matan, pero con la humedad y calor de la tierra no pasan a tercer día.

Luego que llegué traté de confirmar, habiendo primero consagrado los óleos de que tenían mucha necesidad, hice órdenes generales y particulares con el indulto de Su Santidad porque había gran falta de Sacerdotes. He comenzado a predicar y trato de visitar y hacer sínodo, luego pasaremos a la Margarita y a Cumaná, si Dios fuere servido, y de allí me prometo que podremos hacer algún regalo de cacao y perlas, que en esta Isla no se que aya más que xenxibre y alguna azúcar; de esta partiremos con los amigos en recojiendo alguno de los diezmos y acabo con este dulce la relación de viage remitiendo lo demás a la carta.

Comentario:

La Carta (relación) de Fray Damián López de Haro a Juan Diez de la Calle (1644) recoge una imagen  polémica de San Juan Bautista. Se trata de una memoria de la impresión de López de Haro, Obispo a la Diócesis Puerto Rico. El destinatario, Diez de la Calle, era oficial del Consejo de Indias en Madrid y uno de sus hijos era oficial en la Capital de la colonia. El texto desemboca en un cuadro de costumbres bastante pintoresquista y tragicómico y, de paso, confirma la imagen pesimista y negativa dominante en torno al país y su gente.

El texto destaca la poca población y el falso orgullo aristocrático de cierta gente cuando indica que “los que no vienen de la casa de Austria, descienden del delfín de Francia u de Carlomagno”. Se trata de un humor bien calculado y ácido. Además, el autor califica a la gente como holgazana, poco emprendedora y temerosa de que “los coja el holandés”, en alusión al trágico episodio de septiembre de 1625: la agresión de Balduino Enrico. El Puerto Rico de San Juan se dibuja como una villa muerta, sin gracia ni grandeza. Esa mirada paródica, satírica y crítica se reiterará posteriormente en algunos pasajes de la novela Los infortunios de Alonso Ramírez (1690) de Carlos Sigüenza y Góngora. Pero no será exclusiva de peninsulares.

Muchos de los pensadores del siglo 19 compartieron aquella postura apoyados en su cultura ilustrada, científica y moderna. Ejemplo de ello es el caso de Luis Bonafoux Quintero, en especial su conocido texto narrativo titulado “El conde de la pendejada” (c. 1887). En Mis memorias (1882) y el relato “El loco de Sanjuanópolis” (1880) , Alejandro Tapia y Rivera convino en posturas similares. Y en el siglo 20, Antonio S. Pedreira en su Insularismo (1934) reinvento muchas de estas posturas un tanto racializadas. El soneto sobre Puerto Rico que cierra el texto de López de Haro es el arquetipo de una percepción despreciativa del Insular por el Peninsular que muchos Insulares han hecho suya a través de la historia.

Mario R. Cancel

Historiador y escritor


Descripción de la Isla y Ciudad de Puerto-Rico, y de su Vecindad y poblaciones, presidio, Gobernadores y Obispos: Frutos y Minerales (Fragmento)  Enviada por el Licenciado Don Diego de Torres Vargas, Canónigo de la Santa Iglesia de esta Isla en el Aviso que llegó a España en 23 de Abril de 1647 a Gil González Dávila para informarlo para su libro Teatro Eclesiástico de las Primitivas Iglesias de las Indias Occidentales (1649)

Península de Puerto-Rico (La ciudad)

La ciudad de Puerto-Rico al principio de su descubrimiento, se fundó en la banda del Sur, a la tierra firme de la Isla, una legua de la bahía que hoy es el principal puerto, con nombre de la villa de Caparra; y de este nombre hallo en Antonio de Lebrija que hay una ciudad en Castilla junto a Ciudad Rodrigo, que se llama Caparra, y las ventas de Caparra; y como era costumbre de los españoles en los nuevos descubrimientos, poner los nombres de las tierras de donde eran naturales, pudo ser que en el principio de su fundación, algunos de los españoles principales le pusiesen este nombre, porque no le habían de dejar el nombre de los indios fundándola con nombre de villa. En ella se labraron algunas casas de piedra de que hoy parecen cimientos y se hallan rastros aunque pocos, y porque los que nacían en dicha villa no se lograban a causa del viento Sur, que corriendo sobre la tierra, era tan enfermo que ocasionaba mocezuelo en los niños; después de diez o doce años se mudaron a la Península en que hoy está la Ciudad, que bañada del viento Este que es la brisa y corre de la mar, es saludable y alegre. Esta Península se abrocha a otra con un puente que llaman de los soldados, porque en ella se hacen guardias, y se tiene un fuerte para atalaya del enemigo si intentaren venir por la tierra, para que cortando el puente, den aviso a la Ciudad que está media legua distante: de esta segunda Península, corre a la tierra firme de la Isla, otro puente mayor que llaman Martín Peña porque devió de ser su artífice, y así se quedó con el nombre. En la tierra firme del primer puente hay una fuente de agua dulce que en tiempo de seca, que falta el agua de los algibes de esta Ciudad, la socorre; y corre por dos caños poco menos gruesos que la muñeca y nunca, aunque se adelgazan a menos que un dedo, se ha visto faltar el agua; háse tratado de traer a la Ciudad y por estar más baja no se ha ejecutado. Será población esta Ciudad de quinientos vecinos con razonable casería de piedra y alguna de tabla que llegan a 400; los materiales para fábrica de ellas son los mejores de las Indias, y tan cerca, que dentro de la Ciudad se halla todo el material necesario, y las maderas a menos de dos leguas. Consta de diez Regidores, Alférez mayor, Alguacil mayor, y Depositario general; con elección de Alcaldes ordinarios y otros dos de la Santa Hermandad, un procurador general, un fiel executor y un mayordomo de Ciudad con su portero, y a todos los Cabildos preside el Gobernador.


San Juan (detalle)
Las armas que tiene le dio su Magestad, año 1511, siendo procurador un vecino llamado Pedro Moreno; son: un cordero (de San Juan que es su patrón) con su banderilla, y el cordero sobre un libro, y todo sobre una Isla verde que es la de Puerto-Rico, y por los lados una F. y una Y. que dicen Fernando e Isabel, los Reyes Católicos que se las dieron e hicieron igual en todos los privilegios y mercedes a la Isla Española; como lo dice Antonio de Herrera en su Crónica general de las Indias. La infantería es de cuatrocientos soldados con dos capitanes, un sargento mayor y un castellano en la fuerza de San Phelipe del Morro, que se hizo antes de la cerca de la Ciudad, y para su planta mandó Su Magestad al Maese de campo Juan de Tegeda, cuando vino por Gobernador a la Havana, que pasase por este puerto y con Juan Heli su ingeniero mayor la designare, como la hizo el año 1584, y así esta planta y la del Morro de la Havana, me parecen una, con diferencia de que esta fuerza es mayor, porque tuvo más planicie por donde correr, y la de la Havana más fuerte, por ser por la mar y la tierra fundada sobre peñas que hay; está solo por la banda de la mar. Hase gastado en dicha fábrica del Morro aunque le falta la entrada cubierta y otros reparos, un millón y novecientos mil ducados, y si se acabare, llegará a dos millones sin lo que ha costado la cerca, que con lo que han dado los vecinos en voces, pasa de doscientos mil ducados; (…) La fuerza del Morro dicho tiene ochenta y cuatro piezas de artillería, y algunas piezas que arrojan treinta libras de bala, las setenta son de bronce y las otras de hierro colado.

En la Ciudad Iglesia Catedral, antiquísima, y que comenzó con gran fábrica, si se acabara. Es su patrón y titular Señor San Juan Bautista, y tiene por armas un cordero con diadema sobre unos islotes. El cordero atravesado con una cruz, metido dentro de; un círculo que tiene estas letras “Joannes est nomen eius.” Su obispado tiene corta-renta con sus prebendados, que son ocho, porque aunque eran nueve, se mandó consumir una canonjía para la Inquisición, habrá ocho o nueve años, y así hay Dean, Arcediano y Chantre, tres Canónigos y dos Racioneros, pertiguero y portero. Los réditos de Misas de Capellanía, cantadas y rezadas, que tiene la Iglesia con veinte y seis mil y docientos reales de plata. Los diez y seis mil de misas cantadas, y los diez mil doscientos de Misas rezadas, y ésta la principal renta con que cortamente se sustentan, porque los diezmos valen poco, y así tienen suplicado a Su Magestad se la acreciente, y parece justo: en esta Santa Iglesia, aunque no hay canongía magristral, tiene dotación de cien ducados de renta cada año para un maestro de Gramática, que la lee de ordinario a los hijos de los vecinos de ella, y se paga la dicha renta con título de maestro de Gramática.

El convento del Señor Santo Thomas del orden Dominico, también tiene muchas Capellanías que valdrán la mitad de lo que a la Iglesia; es convento grave y en tal asiento fundado, que mueve a devoción juntamente con las Imágenes que tiene, entre las cuales está en el altar de Señor San Joseph, Nuestra Señora de Betlen, un cuadro pequeño como de tres cuartas y antiquísimo, pero tan lindo y lucido como si acabara de hacerse, haviendo más de cien años que está en el dicho convento; esta Santa imagen estuvo muchos años en el dormitorio del convento en Altar particular, y por tradición se tiene, que le cantaban algunas noches a Maitines los ángeles, y siempre los religiosos de aquel convento y vecinos la han tenido y tienen en suma veneración. También hay otra Imagen más nueva, de bulto, que se trajo ha treinta y cuatro años de Sevilla, que es de la advocación de Nuestra Señora de Candelaria; y estando el navío para quedarse en aquella flota por la mucha agua que hacía, así como entró la Imagen Santísima estancó el agua e hizo el viage hasta esta Ciudad sin hacer ninguna, y en ella ha obrado muchos milagros y conmigo dos, que por la brevedad no refiero, pero es cierto que si no fuera ansi no lo dijera, y siendo necesario, lo juro, y suplico no se deje de hacer memoria de estas dos devotas Señoras, la de Betlen y Candelaria, del convento de Señor Santo Thomas. Los religiosos ordinarios son treinta, porque hay casa de noviciado que alcanzó el Provincial de esta orden, fray Jorge Cambero, como natural de esta Ciudad, el año de 1645, que aunque la hubo antiguamente, se había reducido a Santo Domingo, y ansi mismo puso casa de estudio de artes y de Gramática para los novicios y vecinos de la Ciudad que quisieren estudiarlos y hoy se está fabricando nueva casa de noviciado, para que en ella se hagan generales los estudios.

El convento de Señor San Francisco, es nuevo, que la licencia se alcanzó el año de 1642, aunque los Religiosos vinieron antes ocho años, con intento de fundarle a instancia de Don Francisco de Villanueva y Lugo, Depositario general de esta Ciudad, que se halló el año de 1633 en la de Santo Domingo, y por devoción de nombre y del Santo, pidió a los Religiosos que iban a hacer su capítulo a la ciudad de Caracas, tratasen de fundar en esta Ciudad; y así le hicieron a que ayudó el Obispo Don Juan López Agurto de la Mata que se halló entonces en la visita de la isla Margarita.

La licencia para el convento de Monjas que se suplicó a Su Magestad se fundase en esta Ciudad, se alcanzó el año pasado de 1646. La fecha de la Cédula, en Zaragoza a 1º de julio: concedió tres Monjas de Sevilla del orden del Carmen calzado, que así lo quiso Doña Ana de Cauzos natural de esta Ciudad, que es la persona que con su hacienda se ha ofrecido a ser su fundadora; tiene fabricada la casa para el dicho convento junto a la Iglesia Catedral, en casa particular suya y que antes fue colegio de estudiantes donde se leía gramática con vocación antigua de Señor San Idelfonso, y por ser de la Iglesia se vendió con otras que tenía por parecer al Obispo Don Juan López Agurto de la Mata que era de más útil a la Santa Iglesia de esta Ciudad; y en ella hay dos Hospitales, el uno de la vocación de Nuestra Señora de la Concepción, fundación de un vecino de los antiguos y ricos llamado Francisco Juancho, Vizcayno de nación, pero no se hallan papeles de la antigüedad aunque tiene descendientes legítimos en esta Ciudad. Las elecciones de diputados y mayordomos, se hacen por los Cabildos eclesiástico y secular, alternando cada un año. Tiene este hospital, capellán con cien ducados de renta y casa y servicio y renta de tributos con que se sustenta, e indulgencias a los que murieren, lo que no se sabe más que por tradición, por haberse perdido los papeles, y que algunas personas principales, por gozar de dichas indulgencias, se hacían traer a morir en el dicho hospital. Otro hospital hay más nuevo con vocación de Santiago; que es de la Infantería del presidio; la casa es de Su Magestad, y la renta de la misma Infantería, que de sus sueldos le sustentan y también algunos tributos, que a los principios pusieron sus fundadores, aunque pocos. Hermitas hay, la de Señora Santa Ana, Señora Santa Bárbara, Señor San Sebastián, y había la de Señora Santa Catalina, y por que cayó fuera de la muralla, la deshizo Don Iñigo de la Mota Sarmiento, Gobernador que fue de esta Ciudad, y sobre la misma muralla, le hizo otra capilla y altar donde se celebra su fiesta en su día.

En la isleta en que está fundada la Ciudad, que será de media legua de largo, no se halla agua manantial y así se han hecho en las casas, algibes, y cuando falta, se acude a la fuente que está media legua, y por mar y tierra se trae a la Ciudad; y también del río que se llama Bayamón, que sale a la misma bahía de frente de las casas Reales del Gobernador, y otro que llaman Río-piedras que también sale a la misma bahía; y ambos son de escelente agua, porque todas las de la Isla, como son de oro, se tienen por bonísimas y muy digestivas, pero la más delgada, habiéndolas pesado todas, fue la del Aybonito, cerca del valle de Coamo, como dos leguas: y después de ésta, la del río Guanajibo, que es donde está fundada la villa de San Germán, y tiene este río, piedras salutíferas para mal de hijada, flujos de sangre, dolores de cabeza, y hacer venir la leche a las mugeres paridas que no la tienen, y otros males de estómago y diversas enfermedades, y así se llevan a todas las partes de estas Indias y a España, por ser la virtud suya conocida en todas ellas.

En dicha villa de San Germán hay tres cosas de grande estimación que son el río Guanajibo de agua muy saludable, una excelente campana, y una Imagen de la Concepción en lienzo de admirable mano y hermosura, que está en el hospital de la dicha villa donde hay también un convento del orden de Santo Domingo; y en la Aguada hubo en los principios de su fundación otro convento de Señor San Francisco, que es el que ahora se ha transferido a esta Ciudad con pretesto de reedificación por la contradicción que le hicieron los frayles Dominicos, y deshizóse aquel convento porque los indios caribes, que entonces infestaban mucho la Isla, martirizaron cinco religiosos a flechazos de que no he podido saber los nombres por la antigüedad y falta de archivos y papeles, pero es cierto que fue la causa de su despoblación, el martirio de estos Santos religiosos, que como entonces había pocos y eran menester para obreros de esta nuestra viña del Señor, quisieron guardarse para confesores, los que quedaron, más que para mártires.

Tienen en dicha villa una Imagen en el sitio que llaman el Hormiguero, de la vocación de Nuestra Señora de Monserrate, es pintura del grandor de tres cuartas de largo, en hermita particular, y con tributos para su renta; de gran devoción y algunos milagros; y dejando de referir muchos, fue notorio que el mayordomo de dicha capilla llamado Giraldo González, tuvo entre otras una hija que, de edad de ocho años, se le perdió en los montes que en aquella parte son de grandes sierras y alturas, y enviándola a buscar a muchas personas; al cabo de quince días hallaron la niña buena y contenta, y la ropa sana, como cuando se perdió: y preguntándola como había vivido sin sustentarse, dijo que una muger la había dado de comer todo aquel tiempo, alhagándola y acariciándola como madre: de que se entendió ser la de misericordia y Virgen de Monserrate, de quien el dicho su padre era devoto, y fundador de la hermita que hoy tiene, crecida su devoción con milagros que obra con la gente de aquella villa cada día. Es población la dicha villa de San Germán de doscientos vecinos, y está sugeta al Gobernador y capitán general de esta Ciudad, que pone teniente de su mano, pero tiene jurisdicción separada. Regidores y Alcaldes ordinarios, que como villa, elije cada año, con alférez mayor y alguacil mayor y escribano de Cabildo y público.

El valle de San Blas de Coamo tiene otra hermita, demás de la Iglesia, con vocación de alta gracia, y también es de gran devoción, y su Imagen, pequeña, de bulto, de tamaño de una vara, y tiene tributos con que se sustenta la lámpara que es de plata, como la de la Iglesia del dicho valle, y está veinte leguas de esta Ciudad y será población de cien vecinos. La otra población; que está doce leguas de esta Ciudad, se llama San Felipe del Arecibo; tiene el mejor río con el mismo nombre de quien le tomó el pueblo, que yo creo que es el mejor que hay en la Isla; ancho, claro, bajo de buen agua y buen pescado y su ribera es de las mejores, para la labranza de gengibre y cacao, de cuantas hay en la Isla; el puerto es de costa brava, y así los bajeles paran poco en él porque cualquiera norte los echaría a la costa de fuera. Es tan hermosa la vista, que los enemigos le llenan jardín dorado, y el río donde está poblado el lugar, que será de cuarenta vecinos, por media legua corre tan a la orilla de la mar a donde sale, que no hay más de la mar al río, de como cuarenta pasos, que es de grande alegría a los que le miran; y es de manera, que podrán pescar con cordel, a un mismo tiempo, en la mar y en el río, más de media legua dentro de la boca, que no se podrá hacer en otro río de la Isla. Tiene este lugar, demás de la Iglesia, otra hermita de Nuestra Señora del Rosario donde van las proseciones, y con renta y capellanía de Misas que dejó un vecino y natural de aquel pueblo, llamado Juan Martín de Benavides.

Comentario:

La Descripción de Isla y Ciudad de Puerto-Rico de Diego de Torres Vargas (1646) es producto de la pluma de un intelectual criollo vinculado a lo más selecto de la aristocracia colonial. Torres Vargas nació en 1615 y falleció en 1668. Estudió Cánones Eclesiásticos y Derecho en Salamanca. Su nobleza de sangre estaba fuera de toda duda. Era descendiente de destacados militares por la vía paterna: su padre murió durante la agresión de Balduino Enrico en 1625. A la vez podía presumir de ser descendiente del conquistador Ponce de León por la vía materna. Su relación simbólica con Juan Troche Ponce de León, el más importante intelectual criollo del siglo 16 me parece crucial.

El texto recoge la versión criolla, católica y devocional y rezuma optimismo sobre la gente y la vida colonial. El destinatario es Gil González Dávila, historiador español y autor de un Teatro Eclesiástico de las Primitivas Iglesias de las Indias Occidentales (1649), quien debía usarla como fuente primaria para redacción de las secciones dedicadas a la isla en el mismo. La Descripción…es, por lo tanto, un ejercicio de Historia Eclesiástica que integra la Historia Civil a la Historia Sagrada en el marco teórico Providencialista Agustiniano. En ese sentido, Torres Vargas desemboca en el la práctica de sugerir la praxis de la Fe como un componente determinante de la Identidad. Por ello los valores que utiliza para legitimar la cultura criolla son religiosos: resaltar la pureza, la devoción y el milagro es fundamental para la Descripción… Lo cierto es que el Catolicismo fue un componente del Nacionalismo cultural y político hasta 1950.

Torres Vargas usa las técnicas de los prólogos de la Historiografía Clásica: me refiero a las listas de autoridades episcopales y civiles. Pero también introduce ciertos pretextos míticos a la hora de evaluar la vida insular: el de la Edad de Oro de Hesíodo. La Isla de San Juan Bautista es virgen y, en ocasiones, es equiparada con las Islas Afortunadas: el clima, la geografía y sus recursos son celebrados. El Canónigo elogia de los recursos de la tierra -“aguas son bonísimas y muy digestivas”; “el clima es perpetua primavera”; “las frutas dulces y sabrosísimas”-, planteamiento que recuerdan algunos giros de Colón y a Layfield. Pero también destaca los méritos físicos y morales de los varones incluso su “grande estatura”; y las virtudes de las mujeres -“para casarse, en Puerto Rico”-. Todo ello se consigue por medio de una prosa descriptiva abarrocada, hiperbólica y llena de ornamentos y cultismos.
La opinión sobre el texto varía. Adolfo de Hostos lo leyó como “la primera historia de Puerto Rico” y como una de “las primicias de la cultura literaria en la capital”. Pero Salvador Brau y los hermanos Juan Augusto y Salvador Perea, lo devaluaron sobre la base de que se trataba de que el texto se escribiera a petición de un tercero. Álvaro Huerga lo codifica como un “escrito de ocasión” siguiendo a Brau y los Perea. Sin embargo, el defecto puede ser a veces una virtud. Los escritos de López de Haro y Torres Vargas tienen un carácter “ocasional y privado”. Ello explica las lagunas en los textos, pero también justifica su sinceridad. Se trata de textos híbridos que navegan entre la Historiografía y la Literatura que, sin proponérselo, dialogan en torno a la Cultura Criolla.

Mario R. Cancel

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